El XVII Festival de Poesía arranca a la sombra de la Huerta con Gamoneda, Ben Jelloun y Pantin

La calurosa tarde inaugural llenó el jardín de Federico con palabras de homenaje a Mariluz Escribano, la poeta de la reconciliación

Una tabla de salvación frente a la crisis de valores, y también contra la crisis sanitaria que aún estamos viviendo. Un arma para luchar contra la crueldad del mundo. Una suerte de óleo crismal que señala a quienes se buscan en las palabras y se reconocen como iguales. Todo esto es la poesía, y mucho más. En el día de ayer, se puso de manifiesto en la inauguración del XVII Festival Internacional de Poesía de Granada.

«En cada uno de vosotros hay algo de Federico García Lorca», dijo el Premio Cervantes Antonio Gamoneda, quien vino a Granada, por fin, para recitar con su voz sabia y un punto temblorosa. La emoción le podía. «¿Quién sabe si en la ‘gens’ anterior, de entre ustedes, alguien está emparentado con él?», añadió. «Con mi ancianidad a cuestas, estoy aquí y no he venido a improvisar», dijo con humildad. Gamoneda buscó las claves de sustentación del arco imaginario que une a varios mundos, y nombró a César Vallejo como ese espejo con el que el granadino nunca se cruzó, pero que no deja de ser su alma gemela, según el poeta asturiano. Una trayectoria unida también por la muerte, en el caso de Federico, perpetrada por una España bárbara y una ‘guerra incivil’. «A César Vallejo también lo mató España, y nombrarla fue su despedida del mundo».javascript:false 

En los poemas que desgranó, pintó el país de su infancia, muy distinto al de hoy. Incluso ‘estrenó’ uno de ellos, ‘Dietario de Perú: Trujillo, Cusco’: «En la Plaza de Armas, una vieja descalza aullaba y fingía arrancarse los ojos…». Poesía evocadora y perturbadora a partes iguales.

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